2019
PISO PILOTO
art
eng
esp
La inauguración de Casa Antillón fue una exposición colectiva llevada a cabo en el interior de un piso del madrileño barrio de Puerta del Ángel. En él, cuatro jóvenes lograron reunir a treinta artistas en apenas 90 metros cuadrados. Lo que parecía imposible se convirtió en realidad; 400 personas querían ver lo que allí dentro estaba ocurriendo. Casa Antillón se presentaba como uno de los epicentros de la cultura tangencial.
El pequeño apartamento en el que vive Ismael Santos, uno de los comisarios, quedó guardado en tres coches repartidos por el barrio. La casa así dio lugar a una exposición desenfadada, heterogénea y un tanto peculiar. Performance, video, moda, escultura, pintura y arquitectura convivían en un mismo espacio. El espectador asistía atónito a un escenario donde se presentaban nuevas formas de entender un hogar, exploraciones inéditas en torno a lo doméstico.
La exposición estuvo abierta todo el fin de semana, desde el viernes 22 al domingo 24, día en el que la casa tenía que volver a amueblarse para que Ismael y su hermano Darío López, quien también colaboró como artista, pudieran habitarla de nuevo.
El pequeño apartamento en el que vive Ismael Santos, uno de los comisarios, quedó guardado en tres coches repartidos por el barrio. La casa así dio lugar a una exposición desenfadada, heterogénea y un tanto peculiar. Performance, video, moda, escultura, pintura y arquitectura convivían en un mismo espacio. El espectador asistía atónito a un escenario donde se presentaban nuevas formas de entender un hogar, exploraciones inéditas en torno a lo doméstico.
La exposición estuvo abierta todo el fin de semana, desde el viernes 22 al domingo 24, día en el que la casa tenía que volver a amueblarse para que Ismael y su hermano Darío López, quien también colaboró como artista, pudieran habitarla de nuevo.
The inauguration of Casa Antillón was a collective exhibition held inside an apartment in the Madrid neighborhood of Puerta del Ángel. In it, four young people managed to gather thirty artists in just 90 square meters. What seemed impossible became reality; 400 people wanted to see what was happening there. Casa Antillón was presented as one of the epicenters of tangential culture.
The small apartment in which Ismael Santos, one of the commissioners, lives, was stored in three cars scattered around the neighborhood. A house like this gave rise to a casual, heterogeneous, and somewhat peculiar exhibition. Performance, video, fashion, sculpture, painting, and architecture coexisted in the same space. The astonished spectator attended a stage where new ways of understanding a home were presented, unprecedented explorations around the domestic.
The exhibition was open all weekend, from Friday the 22nd to Sunday the 24th, the day the house had to be refurnished so that Ismael and his brother Darío López, who also collaborated as an artist, could inhabit it again.
The small apartment in which Ismael Santos, one of the commissioners, lives, was stored in three cars scattered around the neighborhood. A house like this gave rise to a casual, heterogeneous, and somewhat peculiar exhibition. Performance, video, fashion, sculpture, painting, and architecture coexisted in the same space. The astonished spectator attended a stage where new ways of understanding a home were presented, unprecedented explorations around the domestic.
The exhibition was open all weekend, from Friday the 22nd to Sunday the 24th, the day the house had to be refurnished so that Ismael and his brother Darío López, who also collaborated as an artist, could inhabit it again.
